Teletrabajo en pandemia

La pandemia mundial Covid-19 constituye un hecho social total y global , dada esta situación el efecto de la pandemia estriba en que todas y cada una de las dimensiones de la vida social se han visto afectadas, desde las interacciones casuales hasta las dinámicas geopoliticas. Desde que se establecieron las restricciones de salidas y desplazamientos para evitar la propagación del covid-19, las compañías han tenido que diseñar soluciones de emergencia para que sus empleados puedan trabajar desde casa. En esta adaptación de la nueva normalidad algunos expertos predicen que esta modalidad ha llegado para instalarse.


El teletrabajo, surge en Estados Unidos en los años 70`, fue un término acuñado por el ingeniero de la NASA Jack Nilles. Esto surgió como respuesta a la escasez de combustible que se produjo en Estados Unidos en 1973 por el embargo de petróleo decretado por los exportadores árabes a los países que apoyaban a Israel en la guerra de Yom kipur. Es decir, el teletrabajo surgió en otra crisis histórica, y al parecer llegó para instalarse de forma rigurosa y masiva.

Debido a la situación mundial, muchas personas y empresas se han adaptado poco a poco en esta nueva normalidad de trabajar desde el hogar. En ese sentido, en Chile el 1 de abril de este año entró en vigencia la ley que regula el trabajo a distancia y teletrabajo, estableciendo un plazo de tres meses para ajustarse a esta ley. Esto permitirá que los trabajadores puedan modificar su modalidad de trabajo presencial a distancia, pudiendo trabajar desde el domicilio u otro sitio acordado entre las partes. La ley 21.220 dispone que los equipos, los materiales a distancia y las herramientas, incluyendo los elementos de protección personal, deben ser proporcionados por el empleador al trabajador. Se aclara que los trabajadores que presten servicios con esta modalidad de trabajo gozarán de todos los derechos individuales y colectivos estando cubiertos por la ley N   16.744  sobre seguro de accidentes del trabajo y enfermedades profesionales.

Esta ley permite establecer una jornada de trabajo con horario fijo, según las reglas generales, o – si es el caso- las partes podrán pactar la libre distribución de la jornada del trabajador en los horarios que mejor se adapten a sus necesidades. En este caso, siempre se deberá respetar los límites máximos de la jornada diaria y semanal, considerando el derecho de los trabajadores a tener un lapso de 12 horas seguidas de desconexión digital.

Según algunos estudios que se han realizado desde que comenzó la pandemia, se da en ocasiones que las personas comiencen a trabajar muy temprano en la mañana o continúen hasta mucho más tarde en la noche y/o que dividan la jornada laboral, en segmentos más pequeños, intercalados con descanso para el cuidado de los niños, las tareas domésticas y la educación en el hogar.

Según la OCDE el teletrabajo permite a las personas ahorrar tiempo y combinar su vida laboral y personal. A nivel social podría generar efectos en la gestión a largo plazo de la fuerza laboral y proporcionando soluciones a problemas potenciales cotidianos, las familias pueden tener la posibilidad de compartir y convivir más, sin tener que gastar tiempo en los traslados. Las madres que crían solas también pueden tener la posibilidad de pasar más tiempo con sus hijos, aunque toda esta situación positiva esta sujeta a mejoras, tales como: el espacio en el que se trabaja y la organización del día a día tanto en lo laboral como en lo familiar. 

Las consecuencias negativas del teletrabajo para las empresas y los trabajadores, son la interacción social limitada y el aislamiento, lo que puede reducir la productividad e incluso dañar la salud de los colaboradores. Este costo al capital social de los trabajadores es bastante alto, las empresas son espacios bastantes únicos en la formación espontánea de lazos sociales; lazos que son importantes en el crecimiento profesional de las personas. 


Asimismo, el aumento de la presión laboral y el tiempo de trabajo ilimitado, cuando hay una falta de planificación,  más el exceso de tiempo libre también puede hacer que los empleados encuentran dificultad de organizar su tiempo de trabajo. Por lo tanto, el costo más evidente es la posible sobrecarga laboral por parte de los trabajadores y la adaptabilidad de los tiempos en el hogar. Antes se hablaba de no llevarse los problemas del trabajo para la casa pero… ¿cómo es posible si se trabaja en el mismo espacio en el que se vive? Los hogares están diseñados para vivir, no para trabajar y el espacio es fundamental. 


El sociólogo Boaventura de Sousa Santos, está investigando y preparando un ensayo sobre el coronavirus, “la cruel pedagogía del virus” uno de los temas que trata es el teletrabajo en pandemia y en una entrevista a cadenaser un medio informativo español esgrima lo siguiente: “Los peligros del teletrabajo son que las empresas están pensando que este medio es la solución y el teletrabajo es un trabajo sin derechos. No sabes cuantas horas extras haces, tienes que dar una atención muy grande y cuesta diferenciar que es tiempo libre y qué es trabajo. Luego está la educación… las empresas detrás de la educación ya están pensando que será un negocio rentable hacerlo todo por internet, pagando menos profesores, infraestructuras, etc. Esto es peligroso, la enseñanza no es sólo curriculum, también es interacción entre los estudiantes. Necesitamos una educación presencial”.

Asimismo, el filósofo surcoreano Byung-Chul Han dice que el teletrabajo trae como consecuencia  la desaparición de rituales y espacios comunes, agota la falta de contactos sociales, la falta de abrazos y de contacto corporal con los demás. En su libro “La desaparición de los rituales” fórmula que hoy se han perdido estructuras temporales fijas, incluso las arquitecturas temporales que dan estabilidad a la vida. Además, los rituales generan una comunidad sin comunicación, mientras que lo que hoy predomina es una comunicación sin comunidad. Los medios sociales y la permanente escenificación del ego nos agota porque destruyen el tejido social y la comunidad. También aquí se confirma la tesis de que el virus es el espejo de la sociedad y agudiza sus crisis, el virus acelera la desaparición de los rituales y la erosión de la comunidad.

Según la teoría de cambio organizacional , realizada por John Kotter, uno de los  primeros pasos para todo cambio, es crear comunidad y un sentido de urgencia. Para generar un cambio profundo y significativo en la organización no se debe apelar a la lógica racional de los colaboradores sino a los a los ojos y al corazón, y para esto es necesario poder conocer las emociones que sienten los trabajadores , a partir de esta premisa en Chile se realizó la encuesta “Teletrabajo y Emociones” (Brinca, 2020): que arrojó que el teletrabajo  se realiza con una carga de estrés y malestar emocional importante por la incertidumbre social, sanitaria y económica, y a la vez, compite con las labores domésticas, la sobrecarga en las conexiones a Internet, y la falta de sistemas tecnológicos o plataformas digitales para su gestión e implementación.

Son muchas las aristas que se generan en torno al teletrabajo, tanto negativas como positivas. En el contexto mundial actual es de suma importancia que las experiencias del teletrabajo en cada empresa contribuyan a mejorar las condiciones de los trabajadores en sus hogares. Contar con una buena conexión de internet, poseer un mobiliario adecuado para la salud y comodidad del trabajador y delimitar los horarios laborales son algunas de las condiciones que deberían estar totalmente resueltas por cada empresa.  En conclusión, es una práctica que sin lugar a dudas ha llegado para quedarse y el tiempo podrá generar más información acerca de este fenómeno social.
  

                                                                                                                                  Por Ro Gálvez.

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